En estos días de pandemia se han abierto un montón de puertas a la consciencia, entre esas la del cuidado del medio ambiente y la protección de la madre tierra. Hablar de sostenibilidad no es nada nuevo, pues ha sido un tema tendencia desde hace un tiempo ya, pero en medio de un contexto en el que nos vemos en riesgo como especie, la importancia de la tierra como sostén de vida, hace que la relación que llevamos con el planeta se replantee y tome mayor importancia.
Aunque la sostenibilidad haga parte de muchos discursos, son en realidad pocas las personas que viven realmente de manera sostenible, pues crear y mantener procesos de vida en armonía con la naturaleza, no es posible si antes no nos encontramos siendo sostenibles interiormente.
Querer salvar la tierra, proteger el agua, y cuidar las plantas y los animales, son intenciones hermosas y necesarias, pero no son suficientes. Para lograr un verdadero impacto en el planeta nuestras intenciones deben estar alineadas con nuestro sentir, deben nacer del equilibrio que llevamos dentro y responder de manera coherente a nuestro ser interior, pues sólo así, las intenciones se volverán acciones transformadoras.
Cuidar el agua porque reconocemos que es fuente de vida, cultivar los suelos porque en él se encuentran los nutrientes que conforman nuestro cuerpo, convivir con los animales y los demás seres vivos, respetarlos y amarlos porque vemos y sentimos a Dios en ellos, bendecir los alimentos porque son la energía y el poder, limpiar el aire porque es parte de nosotros, y vivir de manera consciente, agradecida y armoniosa con la naturaleza desde lo profundo de nuestros corazones, es lo que nos lleva a vivir de manera sostenible (sin necesidad de multas o carteles que nos diga qué hacer y qué no).
Ser sostenibles interiormente se trata de vivir desde la consciencia, de reconocer el poder que llevamos dentro, de interiorizar el propósito de la vida y vivirlo desde la sabiduría infinita del corazón, de estar en paz con nosotros, de aprender a habitarnos con amor y respeto para poder habitar esta tierra, que no nos pertenece, pero de la que somos parte.
Estar aquí hoy es un regalo de la divinidad, poder vivir la magia de la tierra y conocernos mientras conocemos el universo entero en cada instante y en cada ser, es un milagro que merece gratitud, amor y respeto.
Para alcanzar una sostenibilidad interior podemos empezar por cambiar el miedo por agradecimiento, por pensar de manera inclusiva, por resignificar el valor de las cosas, de los recursos y de la vida misma, por hacernos responsables de nuestras acciones y nuestros impulsos, y por dejar de ceder nuestro poder a algo o alguien externo, pues en el momento en que logremos retener ese poder interior y dirigir nuestra propia vida, seremos realmente autosostenibles.
Que el amor, la tranquilidad y el poder interior, les acompañe siempre.
Vanessa Martínez
Co-Fundadora
CASA MAESTRA
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